EL AEROPUERTO 2








Relatoría Foro. Comedor y fotocopias subsidiados


La UNAM tiene un papel fundamental en la vida nacional, no sólo es la institución de educación media superior y superior más importante, también representa una de las únicas oportunidades de muchas familias de mejorar su calidad de vida. Cómo la legislación lo dice “La Universidad Nacional Autónoma de México es una corporación pública -organismo descentralizado del Estado- dotado de plena capacidad jurídica y que tiene por fines impartir educación superior para formar profesionistas, investigadores, profesores universitarios y técnicos útiles a la sociedad...1 Para cumplir con este mandato las autoridades están obligadas a responder a las exigencias contextuales mejorando la administración de los recursos materiales y humanos. 
Hoy en día las condiciones en las que un alumno de la FFyL asiste a clase son adversas; el ingreso económico de su familia y la constante depreciación del salario frente a productos de consumo básico deterioran y reducen la posibilidad de culminar la carrera. De enero del 2007 a enero del 2011 la inflación acumulada ha sido de un 19.49% lo que significa, a grandes rasgos, que lo que antes era un peso ahora vale 81 centavos, este mismo efecto se percibe en los productos alimenticios básicos (canasta básica): de enero del 2007 a enero del 2011 han aumentado su precio en un 21.4% lo que significa que la comida cuesta un 20% más que hace cuatro años.1 En estas condiciones es que más de cinco mil estudiantes de esta facultad intentan terminar sus estudios en busca de una mejor calidad de vida.
En nuestra facultad el ingreso económico del alumnado es bajo, a diferencia de las universidades privadas el 66 % de los estudiantes de licenciatura tienen un ingreso familiar menor a los seis salarios mínimos. Si tenemos en cuenta que el gasto de un estudiante implica no sólo alimentación, vivienda, vestido, calzado, sino también transporte, libros, copias, prácticas, conferencias, seminarios, horas de lectura y estudio podemos imaginar lo difícil que será solventarlo con 70, 50 o menos de 30 $.

Hay que tener en cuenta que la vida de estudiante es muy desgastante y exigente. Por esto es indispensable que los estudiantes reciban los nutrientes necesarios para cumplir con los requerimientos respectivos y llevar un estilo de vida saludable. Sin embargo, son pocos los pueden hacerlo. La gran mayoría no toma desayuno porque no alcanza, ni almuerza por el horario de clases, la falta de tiempo o para aprovechar esos minutos para estudiar. Los traslados, las fotocopias, los libros y otros materiales hacen que se gaste mucho dinero, por lo que se decide ahorrar en la alimentación para no amenazar al bolsillo, entonces, para poder “pasar el hambre” o “aguantar hasta la noche” optan por comerse algo barato, rico, “llenador”, que puedan ir comiendo en la micro, metro o auto y que no implique demora, como la oferta de los restoranes de comida chatarra; las “papitas” y bebidas; o los menús y “combos” que ofrecen en los changarros de la universidad.
La desnutrición influye sobre la conducta de los estudiantes, sobre el rendimiento escolar y sobre el desarrollo cognitivo general. Los estudiantes desnutridos tienen hambre. El hambre (que todos hemos sentido alguna vez) disminuye la capacidad de concentración y es causa de irritabilidad, náuseas, dolor de cabeza y falta de energía. Los estudiantes con hábitos de comida desordenada pueden experimentar esas sensaciones a diario. Los que van a la escuela con hambre presentan periodos de atención disminuida y pueden realizar sus tareas peor que sus compañeros bien nutridos.
Las deficiencias en ciertos nutrientes, como el hierro, tienen un efecto inmediato sobre la memoria y sobre la capacidad de concentración del estudiante. Los efectos del ayuno a corto plazo sobre el rendimiento académico están bien documentados. Hay muchos estudios que señalan mejoras significativas en el rendimiento académico de los estudiantes simplemente por tomar el desayuno.
Cuando los estudiantes no comen bien, pueden ser menos activos y más apáticos, y se relacionan menos con el medio que los rodea.2 Esto, a su vez, afecta a sus relaciones sociales, merma la capacidad intelectual, de memoria, de concentración, de aprendizaje, de rendimiento escolar y a su funcionamiento cognitivo general. Además, los estudiantes desnutridos están cansados y son más vulnerables a las enfermedades. También es más probable que falten a la escuela.
En nuestra universidad los servicios de cafetería y fotocopiado están concesionados a particulares que lucran con las necesidades de la comunidad. Esta dinámica económica pretende obtener ingresos a partir de rentas por el permiso y uso comercial de las instalaciones, sin tener en cuenta la importancia estratégica de estos servicios en la vida estudiantil. Tal parece que las autoridades ven con mayor importancia tener unos miles de pesos en lugar de mejorar las oportunidades de miles de jóvenes de escasos recursos. Esta dinámica gerencial se evidencia en la escasa normatividad al respecto, pues sólo se establece que: “los comerciantes autorizados que expenden alimentos deberán ofrecer alternativas económicas y calidad alimenticia para satisfacer las necesidades de la comunidad universitaria y del público en general”3.
Por otro lado, es evidente que a patrimonio universitario tampoco le interesa las condiciones laborales de los trabajadores de estos changarro, pues, no existe un solo artículo en los reglamentos que regulan el comercio que exhorte, promueva, solicite o proponga condiciones laborales de acuerdo a los derechos constitucionales de los trabajadores.
En el Informe sobre la educación superior en América Latina y el Caribe 2000-2005. La metamorfosis de la educación superior de la Unesco, se afirma que la deserción escolar o la reprobación en las universidades está provocando afecciones en la salud física y mental de los jóvenes, pero sobre todo un elevado costo, ya que se estima que al año en América Latina y el Caribe se pierden entre 2 y 415 millones de dólares por país, producto del abandono de los estudios universitarios.
Para el caso de México, la estimación del costo de los que abandonan sus estudios universitarios es de entre 141 y 415 millones de dólares, es decir, el presupuesto equivalente al que reciben estados como Colima o Tlaxcala en un año.
Las causas o factores que tienen "mayor peso" para que los jóvenes de Latinoamérica abandonen sus estudios de licenciatura se perciben en cuatro ámbitos: socioeconómicas, del propio sistema universitario, de orden académico y personales.
Para que un estudiante abandone una carrera universitaria se combinan aspectos como el lugar en donde reside, el nivel de ingresos, el nivel educativo de los padres de familia, la necesidad de trabajar para mantenerse o contribuir a los ingresos familiares y el propio ambiente familiar. "Esta situación es la que afecta con mayor fuerza a los jóvenes de menores ingresos, por lo que el tema financiero y la eficiencia en el gasto se hace más crítico"4
En nuestra facultad cada alumno que ingresa tiene un costo de 53, 787 $ por año.5 De dos mil estudiantes de nuevo ingreso aproximadamente 6006 se titulan, esto quiere decir que la sociedad mexicana invirtió en 1400 estudiantes que, entre otras cosas, por no contar con las condiciones mínimas de estudio tuvieron que desertar. Si hacemos las cuentas por cada generación que pasa, la institución pierde $ 301,207,200 del bolsillo de todos. La indiferencia ante esta situación es intolerable.
Esta actitud indiferente ante el derroche del presupuesto y a la marginación económica tiene que tener fin. La propuesta de un comedor universitario subsidiado es factible y en muchas universidades es una realidad. En la UAM con un presupuesto de 10 millones de pesos anuales se puede ofertar N desayunos y N comidas diarias. En Filosofía los salarios de nuestros principales funcionarios suman los 3, 864, 000 $ anules, con tan sólo el salario de un director (74,000 $), un subdirector (48,000 $) y cuatro Secretarios (52,000 y 48,000 $) podríamos subsidiar7 el 40 % de un comedor de esas dimensiones.
Es falso que no se cuente con el presupuesto y que no existan las categorías de las plazas. Las categorías existen: Ayudante de cocina rango 02 clave AA06 $ 3731.87 mensuales, cocinero rango 06 clave AA05 $ 4391.99 mensuales. Haciendo un estimado del gasto mensual por dos cocineros, cuarto ayudantes de cocina y dos auxiliares de intendencia nos da un aproximado de 30 858.24 $ mensuales menos de la mitad del salario de un director que es de más de 74000 $ por mes. 
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2 Tufts University Schoool of Nutrition Science and Policy. Statement on the link between nutrition and cognitive development in Children. Boston: Center on Hunger, Poverty and Nutrition Policy, 1998.
3 http://www.cvic.unam.mx/CES_lineamientosComercio.html “LINEAMIENTOS GENERALES PARA EVITAR EL COMERCIO DENTRO DE LA UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO” Art. 11 inciso e
5 FUENTE: Cuenta Anual 2000-2009, Presupuesto 2010, DGPO, CP. UNAM.