domingo, 16 de enero de 2011

Educación continua: ¿educación de paga?

El proyecto neoliberal que pretende privatizar la UNAM sufrió un durísimo golpe con la huelga de 1999-2000 que detuvo el más brutal ataque contra la Universidad pública de los últimos años. Sin embargo, las autoridades universitarias no abandonan el proyecto que pretende poner a la Universidad al servicio del capital y avanzan, de forma vergonzante y silenciosa, en la privatización de la UNAM.

No es necesario remitirnos a la construcción de un hospital para mascotas de Banfield instalado a un costado del Metro Universidad, donde los alumnos de la facultad de Veterinaria harán su servicio social, de modo que la empresa pueda lucrar con las instalaciones y el conocimiento generado en la UNAM. Ni al proyecto de construcción de un complejo deportivo de béisbol que será la nueva casa de los Diablos Rojos de México, destruyendo casi 12 hectáreas de reserva ecológica de la UNAM y cuyo financiamiento y total control correrá a cargo de la Fundación Alfredo Harp Helú AC. Ni a la renta por catálogo de espacios históricos propiedad de la Universidad para eventos particulares, como el Palacio de Minería. Ejemplos de que se avanza en la privatización de la UNAM los tentemos aquí, en la Facultad de Filosofía y Letras.

La División de Educación Continua publica orgullosamente los cursos, diplomados y seminarios que ofrece cada semestre. Pero, hay un detalle…. ¡todos son cobrados! Los costos van desde $2,500 hasta $15,000, según el tiempo invertido. Pero en general se cobra en educación continua alrededor de $83 por hora de clase.



Los cobros, hacen de por sí inaccesibles los cursos para un conjunto de estudiantes de la Facultad. Pero el problema central no es ése. Las autoridades se dan el lujo de ocupar instalaciones de la Facultad durante 853 horas al semestre, para cursos cobrados. Es decir, hay una parte de nuestra Facultad, que se utiliza a lo largo del semestre exclusivamente para lucrar. En los hechos, se privatiza la facultad, pues los salones en que se imparten los cursos de Educación Continua se convierten en una especie de área exclusiva para los que puedan pagar por entrar, pues no es posible ni siquiera tomar los cursos como oyente, sin aspirar a obtener valor curricular. ¡En plena Universidad pública!

Las autoridades creen que dirigen una institución privada, en la que pueden restringir el acceso o el conocimiento que se genera, aceptando sólo a los que pueden pagar por ese derecho. No se acostumbran a la idea de que la UNAM es pública y gratuita. De forma velada, disponen de los espacios universitarios para servir a quién sabe que intereses. Lo hacen, fieles a su tradición, sin la menor consulta a la comunidad para decidir en qué se ocupan espacios de la facultad, creyendo que se trata de su propiedad privada.

Suponiendo que sólo ingresaran 10 personas por curso, diplomado o seminario (nos vamos por lo bajo, pues algún diplomado fija su cupo máximo en 20 participantes), la ganancia de este negocio asciende a casi $700,000 por semestre. Aunque es evidente que las autoridades deben estar involucradas, al permitir que se lucre con la UNAM, ¿de quién es realmente este negocio?
Hay cursos o seminarios organizados por integrantes de la comunidad de la facultad cuya ética e interés genuino en los temas que se trabajan no ponemos en duda (aunque permanece la duda sobre su aval a la privatización en los hechos de una parte de la Facultad). Es una pena que iniciativas tan interesantes (como el curso “Narradoras mexicanas contemporáneas”) queden fuera del alcance del grueso de la comunidad y sólo sean aprovechables por aquellos que pueden pagar por entrar. Se promueve la elitización de la educación.
Pero, por ejemplo, hay un diplomado organizado por la Cámara Nacional de la Industria Editorial Mexicana (Caniem). La CANIEM es, según sus propias palabras “un organismo gremial que cuenta entre sus afiliados a las más importantes empresas e instituciones editoras de libros y publicaciones periódicas, aunque también están asociadas empresas que forman parte de la cadena productiva o de comercialización en el área editorial” (www.caniem.com). El curso, afirman, trata de formar cuadros que, profesionalmente, se puedan dedicar a la edición de libros, manteniendo “un equilibrio entre lo académico y lo empresarial” (Gaceta 21 de febrero 2005). Se trata de empresarios, formando a sus trabajadores, con sus criterios y sus necesidades, en instalaciones de la UNAM, y encima de todo, cobrando por ello. Cuando preguntamos en la puerta de los salones dedicados a este diplomado por qué se cobraba, nos respondieron que no son cursos de la UNAM. ¿Entonces? ¿Será que la dirección de la facultad renta el espacio a la CANIEM y le pone profesores para su curso? O ¿en qué consiste el equilibrio entre lo académico y lo empresarial?

Se confirma una vez más que en la UNAM hay un constante enfrentamiento entre dos proyectos de Universidad. Algunos tratamos de construir una UNAM al servicio de la gente que la paga, tratando de garantizar que los hijos de los trabajadores tengan acceso al conocimiento que aquí se genera, y que éste vuelva al pueblo de México para ayudarle a resolver sus necesidades. Las autoridades, como lo muestran a través de los cobros en la División de Educación Continua, van creando una UNAM a la que sólo tengan acceso aquellos que puedan pagar por ella y que responda a los intereses de las empresas que utilizan recursos universitarios para capacitar a sus trabajadores.

La lucha por una Universidad pública, gratuita, científica y popular, se sostiene día a día. No nos vamos a quedar con los brazos cruzados mientras se privatiza la Facultad de Filosofía y Letras. Llamamos a toda la comunidad universitaria a implementar todas las formas de protesta posibles y necesarias para echar atrás esos cobros y recuperar nuestra facultad.

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